sábado, 16 de abril de 2011

UN PASEÍTO POR LOS PINARES. 16.04.2011

Sí, esta mañana para celebrar el inicio de las vacaciones de Semana Santa, cuatro buenos compañeros y amigos, esto es, el Patxi, el Migué, el Pepe y el que siempre os narra, hemos sustituido las botas por la bicicleta y no eran las nueve cuando salíamos de Tomares dirección a los pinares de Aznalcázar. Día insuperable para la práctica del ciclismo con temperatura ideal y ausencia total de aire. Llegados al puente del río Pudio, cogimos dirección al cortijo de la Juliana y de allí internarnos en los pinares. Nuestra meta era el bar del camping de Aznalcázar, donde pensábamos darnos un buen desayuno a base de tostadas con aceite y jamón, cosa que realizamos nada más llegar y colocar las bicis donde mejor pudo cada cual. El tráfico de ciclistas en esta zona es alto, no éramos los únicos que desayunábamos en ese momento y no dejaban de llegar continuamente grupitos de ciclistas que al igual que nosotros aprovechaban el día y la situación estratégica del bareto, pues para eso...
Una vez repuestos, continuamos nuestro paseo internándonos aún más en el pinar. Como siempre el portador del gps creía que dominaba el asunto, pero al cabo de un buen rato y bastantes kilómetros, un arroyo bastante crecidito se interpuso ante nosotros. Bueno, bueno, ya sabéis, ¿y ahora qué? Pues nada, como siempre el Migué salió lanzado con su bici y en un plis, plas, estaba ya en la otra orilla y casi sin mojarse, el del gps se lo pensó algo más y se dejó ayudar por el Migué que le sujetó la bici mientras que de un gran salto superaba la lámina de agua. Los otros dos, bueno, no sé si contar, pues para decir que un poco más abajo de nosotros, se quitaron las zapatillas y los calcetines y cruzaron andando por el río, pues para eso no lo cuento y no os enteráis del episodio. Lo peor fue que ahora estábamos un poco desorientados y no nos sonaba nada de lo que veíamos alrededor, así que palante, que como estuviéramos perdidos o dando un rodeo mayor del que queríamos, un servidor había hecho la ruta sobre el mapa la noche anterior con unas copitas de más de verdejito, pues al Migué, que lo esperaban pronto en casa como siempre, se le iban a acabar los créditos del tirón. Bueno, la cosa salió bien y la ruta estaba bien hecha, al poco dimos con la cancela que lleva a la Dehesa de Abajo y una vez más tranquilos, continuamos acortando todo lo posible para estar de nuevo en Tomares a las dos de la tarde, momento que aprovechamos para reponer donde casi siempre las mismas sales minerales acostumbradas. Un total de 55 kilómetros fueron ciclados convenientemente durante esta preciosa mañana de Abril con la intención de ir cogiendo algo de forma, que ya mismo nos hacemos la Coria del Río - Sanlúcar de Barrameda como colofón del curso actual.
Abrazos a todos y todas y FELIZ SEMANA SANTA 2011.

SALUD Y FALSOS LLANOS.

sábado, 9 de abril de 2011

CRESTERÍA SIERRA DE LÍBAR - 09.04.2011



Seis. Seis falsos llanos. Seis auténticos falsos llanos. Seis pedazos de senderistas que nos propusimos comernos la crestería de la sierra de Líbar y de seis bocaos nos la zampamos casi sin darnos cuenta. En efecto, eran las 9:00 horas cuando Manuel de Jerez, Antonia de Palomares, Maxi y el jovencísimo Pepe de Sevilla, Patxi de Tomares y el que siempre les narra de Mairena, salíamos del instituto nuevo de Cortes de la Frontera, camino parriba en busca del primero de los tres picos emblemáticos que serían convenientemente coronados durante la jornada, esto es, el Martín Gil (1397 m), El Palo (1400 m) y el Ventana (1298 m). Las fortísimas piernas de estos seis esforzados falsos llanos se pusieron como locomotoras a subir las primeras rampas que habían de situarnos al principio de nuestra crestería, que por cierto es la segunda que realizamos de manera consecutiva, podéis leer la crónica de la fantástica crestería del pinar un poco más abajo de esta crónica.
Un aire caliente al principio nos hizo temer por el agobio que íbamos a pasar en esta ruta, pero fue coger suficiente altura, cuando un aire fresquísimo nos animó y acompañó durante casi todo el día. Tan alegres y felices íbamos que al nada ya estábamos haciéndonos las primeras fotos en nuestro primer piquito del día, el Martín Gil, y nada, nada, a seguir bajando y subiendo continuamente en busca del segundo pico. Pedazo de desayuno entre tanta y tanta piedra y palante que el maldito Palo nos iba a hacer sufrir como tiene costumbre el dichoso pico.



Antes de atacarlo, en su base, nos tropezamos literalmente con una joven amazona-senderista, que sola, sin mapa, sin brújula, sin gps y sin chorradas de ninguna clase, pues venía de Cortes por los llanos de Líbar y tenía intención de volver por la cumbre del Martín Gil. Bueno, a veces estos encuentros nos dejan algo preocupados, nosotros vamos en grupo, con mapas, con brújulas, con dos gps, con móviles y hasta con un helicóptero del GRAE siguiéndonos por si acaso y encima a veces dudamos del camino. Patxi, creo que vamos a tener que volver a nuestros orígenes en la montaña, cuando con un papelito y una brujulita y todos los elementos naturales en contra nuestra y ni aún así eran capaces de hacernos perder el norte, dando siempre con nuestros objetivos como verdaderos y auténticos falsos llanos que somos. Bueno a lo nuestro, el Palo nos fastidió como es su costumbre, pero como es nuestra costumbre se llevó un buen pisotón de parte de cada unos de los seis que lo conquistamos. Fotos por doquier para el recuerdo y pal Tunio que queríamos descubrir sus caras y sus pilas, caras y pilas que fueron convenientemente descubiertas, fotografiadas y pisadas éstas últimas, y hasta hubo quien por poco se pega un baño en una de ellas. Después de saltar una vallita de las que nos gustan, je, je, qué sería de una rutita sin salto de valla, pues descubrimos una magnífica sombra al pie del Tunio para sacar nuestras famosas viandas y darnos el homenaje que nos merecíamos. Una vez repuestos convenientemente y con el ánimo por las nubes, entre otras cosas gracias a nuestras estupendas bebidas espirituosas a base de fermentados y algún que otro destilado, a destacar las sabrosísimas “yerbas” mallorquinas de nuestra Antonia, que te dejan listo para subir a donde sea, pues a volver a pisar y pisar piedras y más piedras, que sendas ni existían, como auténticas cabras monteses, saltos, agarres, esquivos, y sube, y baja y vuelve a subir, y vuelve a bajar y así hasta que no sabes ni por donde vas, ni qué haces allí, ni quién ha puesto tantas y tantísimas piedras, rocas y demás trampas y dificultades para estos delicados senderistas que nos gusta el campo, pero oye que todo tiene un límite. Pues bueno, por fin llegamos a la base del Ventana y a sufrir en su primera mitad, pues el aire fresquito allí no se notaba y el agobio del calor nos hizo a más de uno sudar y sufrir más de lo debido. Una vez alcanzado el primer colladito, volvió el aire fresco que nos dio alas para coronar adecuadamente nuestro Ventana, que también recibió su correspondiente pisotón para desquitarnos. Las fuerzas ya iban estando un poco al límite, llevábamos ya diez horas de continuos sube y baja fortísimos, pero solo nos quedaba la bajada final a Montejaque, que literalmente fue una rodada pero infinita y larguísima, con infinitos y larguísimos canchales de piedras a los que nunca le veíamos el final. Pero todo llega y todo se acaba, y sonaron las nueve de la noche cuando estos auténticos falsos llanos pisaban el pueblo de Montejaque, cumpliendo las doce horas exactas estimadas para la ruta y que repito este curso estamos que nos salimos de auténticos.



Gracias compañeros de ruta por haber realizado con éxito tan extrema ruta en tan dura sierra. Gracias por los momentos vividos de auténtica amistad y compañerismo. Gracias por no quejaros nunca ni haber tenido ni una sola vez ganas de matar al guía por tamaña paliza. Y saludos como siempre a todos los compañeros-as que no habéis podido realizar nuestra hazaña de ayer y a todos y todas los que seguís al mejor e inigualable falso blog de montaña llana.

SALUD Y FALSOS LLANOS.




COMENTARIOS A LA ENTRADA
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Pedazo de ruta que habéis realizado.
Enhorabuena.
Un abrazo, Antonio.
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Pues una cosa que se perdió Juanjo, nuestro querido sherpa y narrador de las aventuras, fue después de la comida que nos marcamos, bajando del Tunio, había un rebaño grande de ovejas y vimos una pelea entre dos carneros, cogiendo carrerilla hacia atrás e invistiendo el uno contra el otro, cráneo contra cráneo. Luego entendimos que después de comer siempre vienen los documentales de animales...
Pepe.