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Po bueno, po eran ya las 11:00 horas, cuando mochilas a la espalda arrancábamos a andar desde el puerto del Caucón, conocido también como mirador de Luis Ceballos, adentrándonos en la cañada de Zarzalones, cubierta por un precioso pinsapar, el primero del día, y que nos hinchó los pulmones de puro aire y aromas de bosque primario. Una gozada este senderillo que va calentándonos las piernas en suave subida hasta depositarnos en el impresionante tajo de la Caína. Primera impresión fuerte del día al asomarnos al tajo y contemplar la inmensa magnitud de la Cañada de las Carnicerías, la cual a continuación del millar de fotos echadas, cogimos por la base del tajo, con un impresionante precipicio a nuestra izquierda y un sendero de alta montaña, que te empequeñece y te hace sentir en toda su magnitud la grandiosidad de la naturaleza en su estado puro. Pues bien y además, siguiendo el sinuoso senderillo, perdido a veces, llegamos al extremo donde la fuente que se nos olvidó buscar y bordeamos la cañada hasta llegar a la loma de la Cortina, pequeña dorsalita que divide en dos a la cañada de las Carnicería en su nacimiento. Desde allí, pues bueno, sabíamos que nos esperaba una enorme cuesta, sí, pero al verla frente de nosotros, sinuante y altísima en su desnivel, pues qué queréis que os diga, que nos entraron aún más ganas de llegar y comenzar a subir la cuesta estrella del día cuanto antes. Fuerte bajada de la loma hasta el cauce del arroyo, esta zona recibe ahora el nombre de cañada de la Peña Gorda y bueno, decidimos comer un refrigerio antes de enfrentarnos con la fuerte pendiente del sendero de la cañada de Froncaire que acabamos de comentar. Bocatas, cervecitas, frutas y frutos secos para reponer energías y estábamos acabando, cuando un numeroso grupo, que subía desde Tolox nos alcanzó. Grupo variopinto comandado por un sendereista ya maduro y buen conocedor de la sierra, breve charlita dándonos a conocer con nuestras flamantes camisetas con el logo recién estrenado del grupo, hoy tan solo el Patxi y yo, más adelante todos los Falsos Llanos llevaremos y luciremos nuestro emblema para darnos a conocer en el mundo entero, es más, a partir de hoy, hasta nuestros antípodas los neozelandeses conocen ya al auténtico, inimitable y poderoso grupo de senderismo Falsos Llanos, donde la amistad, la buena conversación y el buen andar son nuestra esencia…
Po parriba, en cabeza el super Patxi, que atraviesa un momento de plena forma, y a su ritmo, de un tirón y sin decir esta boca es mía ninguno de los cinco componentes, excepto para comentar la belleza de la cañada que estábamos subiendo, salpicada de esqueletos de pinsapos antaño quemados, hasta la base del Torrecilla, momento en que sin descanso alguno decidimos que el sendero habitual de subida a la cima estaba muy transitado y que los Falsos Llanos suben toparribaduntirón hasta la crestería y posterior coronación del pico. Viento fuerte y helado nos recibió en la cumbre y después de las fotos de rigor, este narrador to temblón de frío, pensó que lo mejor era bajar al pilar de Tolox, hacer caso omiso al privilegiado balcón del Torrecilla y refugiarnos en los abrigos existentes en dicho pilar.
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