sábado, 29 de junio de 2013

CINCO TRES MILES Y LAVADEROS REINA - 29.06.2013



Este curso parece que no va a tener fin, senderilmente hablando. Entre que las temperaturas han sido fabulosas para esta época del año y que nos negamos a quedarnos parados ni un solo fin de semana, pues he aquí que no eran las 9:45 horas, cuando mochilas a las espaldas, el Patxi, el Antonio y el que escribe, después de haberse levantado a las cuatro de la mañana, salían en dirección al pequeño circo conocido como los Lavaderos de la Reina y su corona de tres miles, objeto de la presente expedición. Asombrosamente, este año, aún hay neveros enormes por toda la falda del Veleta y Mulhacén, hecho que nos hizo desistir la semana anterior de localizar el Veredón Superior del Veleta y que nos hubiera llevado a la laguna de la Mosca, en la base del Mulhacén y que por contra fue sustituida por la impresionante crestería de los Agrios en Cazorla.
Bueno, y además, pues comenzamos a subir por una pista de tierra perfecta hasta la acequia de Papeles y coger la senda hacia la derecha, que nos llevaría hasta la primera cumbre del día, el Papeles (2424 m), algo lejos todavía de nuestras metas reales, es decir, cinco tres miles como cinco soles. Fotos de rigor y palante hasta dar con el refugio de Peña Partida y enfilar en serio la loma de los Cuartos, en un primer momento dando un rodeíto por capricho del Antonio y algo más adelante to tieso parriba que pal caso daba lo mismo y además se llegaba antes y mejor. En el Calvario, pa tres que íbamos y encima cada uno por un sitio, pues nos esperamos y aprovechamos para tomarnos una coca y unos dátiles y coger la última pendiente canalla que nos llevaría a la cumbre de nuestro primer tres mil, el Puntal de los Cuartos (3154 m). Las vistas de la cordada Veleta, Mulhacén y Alcazaba, impresionante, a nuestros pies los llamados Lavaderos de la Reina, donde el modelado glacial nos ha dejado un paraje lagunar de inigualable belleza y por donde nos escaparíamos hoy al final de la larga jornada y hacia el este, entre las brumas, el Chullo, octavo cielo que espero conquistar en breve.
Un aire frío nos hizo abrigarnos y a éste que escribe hasta ponerse prestados los guantes del Patxi, así que andando por la cumbre hasta nuestro segundo tres mil, el Covatillas (3115 m), que fue alcanzado en muy poco tiempo y algo más adelante, aprovechando un balconcito natural de los que nos gustan, pues el segundo desayuno del día, con cervecita fresquita, para la reposición de sales minerales perdidas durante la larga y dura subida.

Una vez repuestos, a seguir andando, a cruzarnos con un grupo de campeones que iban, no andando, sino corriendo como gacelas, desde luego que ¡hay gente pa tó! y desviarnos a la altura de un enorme nevero, hacia nuestra derecha, en busca del tercer piquito del día, el Cerro Pelado (3182 m), un poco fuera de la ruta, pero para que cuadrasen los números, pues a pisarlo y además, después de preguntar a un numeroso y multicolor grupo que ya estaban descansando en la cima, bajar un poquitín hasta otro piquito, quizás sin nombre, pero que en el mapa aparecía como el Horcajón. La foto de la crestería emblemática del Parque Nacional desde aquí, simplemente inigualable, alta montaña pura y dura, ganas daban de fabricarnos una ruta que desde aquí, enlazara el Puntal de los Cuartos con el Puntal de Vacares y continuar por la cuerda hasta la Alcazaba y Mulhacén y dormir en el refugio de la Caldera, o del Poqueira si somos más sibaritas… Bueno, de sueños e ilusiones también se vive y la fantasía no es mala de por sí, tan solo si es irrealizable, es decir, como tenga ganas y me ponga a investigar si es posible la ruta anterior y salga como humanamente posible, po quillo, que a lo mejor nos animamos y todo…
Bien, y siguiendo en este planeta, después de las super fotos en el Pelado, volver sobre nuestros pasos en dirección al Puntal de Juntillas (3142 m), cuarto tres mil, pisarlo, fotografiarlo y seguir la cordada hasta el quinto y último piquito, el Picón de Jerez (3088 m), el cual nos hizo llorar literalmente de emoción al Patxi y a mí, o más bien de escozor en los ojos, que la claridad reflejada de los neveros de los Lavaderos y el aire frío de la cresta, nos hizo bajar rápidamente por la Loma de Jerez, bajada infinita por un destrepe de piedra suelta, que al menos a mí, siendo más de las cuatro de la tarde, hizo que casi desfalleciera, no esperase a mis compañeros y raudo y veloz me sentase al lado de un arroyo de agua de deshielo y comenzase a devorar mi bocata y mi cerveza y a recuperar el color y la vida.
Una vez repuestos, ya en pleno lavaderos de la Reina, un poco deshelados ya, nos ha faltado el haber llegado un par de semanas antes, pero bueno, la belleza es la belleza y el disfrute en semejante paraje merece el esfuerzo realizado y aún el doble. Comenzar a bajar por el arroyo recién formado del Covatillas, fotos a mogollón de todas y cada una de las cascaditas que va formando y desviarnos hacia la izquierda, dejando la acequia de Papeles y cogiendo la vereda de igual nombre hasta enlazar con la senda de por la mañana, a la altura del refugio.
Llegada al coche del Antonio más temprano de lo que imaginamos al principio, tan solo diez horas en total, reposición de líquidos en Güejar Sierra y pa Tomares raudos y veloces para llegar más tarde de lo normal a casita.
Agradecer a Antonio su amabilidad al llevarnos por la mañana al punto de partida y volvernos a traer por la tarde en el mismo día, después de meterse entre pecho y espalda, más de veintisiete kilómetros y mil setecientos metros de desnivel, haber conducido más de cuatro horas por la mañana y otras tantas por la noche. La verdad que yo veo más heroico la hazaña del coche que la de los piquitos y si además hace las dos cosas, pa mí, que el Antonio es un robot y no un Falso Llano, verdadero o no. Por cierto, tenemos unas chapitas con nuestro emblema que iremos dando a nuestros miembros-as a medida que se vayan incorporando a las diferentes rutas del próximo año, que si sale igual que éste, el paraíso y esto no sé en qué se diferencian…

Así pues y como siempre:


SALUD Y FALSOS LLANOS.

sábado, 22 de junio de 2013

CORDILLERA DE LOS AGRIOS - CAZORLA - 22.06.2013




Pues si, parece que este año el curso senderil se está alargando y alargando, la dicha completa vamos. ¡A finales de Junio y aún andando por estas sierras de Andalucía! Y sin más, pues este año para cerrar el curso nos hemos ido de fin de semana a Cazorla y no eran las 8:30 horas, cuando mochilas a las espaldas, salíamos desde el puerto de Tíscar, con la intención de merendarnos la cordillera de los Agrios, como le vienen en llamar a esta hermosísima y muy montañera cordada o crestería, como a nosotros nos gusta. Una primera subida de unos setecientos metros de desnivel, toduntirón, para hacer piernas, o mejor para moler las piernas del Patxi, del Migué, del Maxi y del que les escribe. En cuestión de hora y media, el primer piquito de la cordada estaba hecho, el Rayal (1834 m), hasta ahora simplemente superar un desnivel atroz, a partir de ahora intentar superar una cuerda de roca caliza, con un cortado impresionante a nuestra izquierda y una rampa vertiginosa a nuestra derecha, según los entendidos, la ruta más montañera de estas sierras y diría yo que de otras también. Así que nada, nada, a comenzar a marinear entre las rocas, saltar entre las piedras, agarrar, casi trepar, a seguir palante y otra mole y otra, y una grietita muy mona y una rampita la mar de simpática, y que Patxi anda, filma una trepadita de éstas tan divertidas, y que ahora el Migué pero corriendo y que el Maxi sigue to parriba y echa a andar por un filo de navaja y sus correspondientes patios como si ná, que ya voy yo, que me parece que no me pongo de pie como el cabra loca éste, que me voy a agarrar, que por el filo no, que por la pared menos inclinada no hay agarre, que me estoy resbalando, que me pego a la roca como una lapa y que me voy, me voy y un milagrito más y no sé cómo me veo saliendo de la puñetera roquita, pero que se me ha olvidado respirar de puro susto y que me quito la mochila y pasados cinco minutos no termino de recuperar el aliento…. Parece mentira que a mi edad, aún me deje llevar por las emociones y no me pare un segundo, analice la situación y decida volver a bajar, dar un rodeíto y palante que aún queda mucha faena. Po bueno, po ya aprenderé, más calmado y más agotado de lo normal, a seguir cresteando y llegar al segundo piquito del día, el Peñón del Guante (1933 m) y sacar un pedazo de cerveza fría, un tortillón de patatas en condiciones y comerme yo solito casi un cuarto de la misma y comenzar a recuperar el aliento y las fuerzas de nuevo.


Son las doce del mediodía y nos hemos merendao ya dos tercios de nuestro pedazo de crestería. Nos hemos pegado un sustillo dos de nosotros, porque el Migué también se quedó algo pillao en la anécdota anterior, hemos filmado el paso por una cuerda muy aérea en la que hasta el Patxi ha disfrutao de lo lindo, nos hemos fotografiado en sitios de vértigo, nos toca comenzar a bajar de nuevo entre moles de rocas y pasillos increíbles hasta dar con un puertecito tipo pirenaico y comenzar a trabajar en nuestro último tercio de cordada, a modo de dorsal dragoniana. Roca caliza pelada, restos de fósiles por doquier en forma de concha de almejas, y como la felicidad dura poco, pues a eso de las dos y pico de la tarde, nuestro tercer y último piquito del día, el Aguilón del Loco (1954 m) o pico Villalta, fue también colonizado por las botas respetuosas de este grupeto extremo de Falsos Llanos. Y como era tan tempranito y la faena se había acabado, me refiero a la faena emocionante, la del vértigo y la cosquillita en el estómago, pues decidimos comenzar la bajada de la cordal e internarnos en el pinar que por la base de nuestra crestería nos llevaría de nuevo al coche, pero hoy, ya que las emociones y el desgaste de adrenalina habían sido enormes, pues después de comer prácticamente en la base noroeste del Aguilón, a la sombra de un hermoso pino y una fuente de agua helada, pues que nos vamos a echar una siestecita, que nos tumbamos, que nos acomodamos con las sudaderas como almohadas, que poner algún despertador que somos capaces de despertarnos mañana. Así que después de media horita de placentera siesta, mochilas de nuevo a las espaldas y comenzar a bajar y subir por un camino o pista forestal, que después de un par de horas y mucha, mucha caló, pues nos devolvió al coche que primero nos llevó a la cueva del agua, en Tíscar y luego a la casa donde ducha y cena larga, larga, larga.



Bien, sin más y hasta la próxima:


SALUD Y FALSOS LLANOS.

sábado, 15 de junio de 2013

BAJADA SEVILLA - SANLÚCAR BARRAMEDA- 15.06.2013



Este año de nuevo, hemos vuelto a nuestros principios, esto es, como el Migué ha liado lo de las fechas para bajar a Rota y quedarnos en su mansión, pues lo que no íbamos a hacer era quedarnos sin nuestra más querida ruta ciclista, la bajada a Sanlúcar de Barrameda, así que no eran las 7:30 horas, cuando ocho fornidos ciclistas cruzábamos el Guadalquivir en la barcaza de Coria del Río y enfilábamos nuestra ruta por el llamado camino del práctico. Mañana fresquita, los arrozales ya nacidos, este año no hemos visto los espejos que forman las parcelas inundadas de agua, pero hemos gozado de un océano verde de arroz. Como siempre, antes de las dos horas de marcha, llegábamos a nuestro primer bareto de rehidratación y como siempre nuestro Paco, sacó la fiambrera con los filetes empanaos y que acompañados de sus correspondientes tercios, nos dieron fuerzas renovadas para continuar hasta la segunda rehidratación, esto es, antes de entrar en el pinar de la algaida. Hasta aquí un poco de todo, algo de caló, flamencos rosados posando para nuestras cámaras, algún que otro desfallecimiento pasajero y ciclar y ciclar hasta cruzar el pinar, entrar en la barriada de la algaida y este año cruzarla raudos y veloces detrás de un ciclista joven que nos vació literalmente las pocas fuerzas que ya nos quedaban.
Como siempre también, comida en Sanlúcar, primero en bigote nuestro atún encebollado y luego en el Cabildo en varios baretillos, donde nos encontramos con la familia de nuestro líder y su encantador nieto, con los cuales compartimos nuestro almuerzo.

Sin más, hasta el año que viene y como siempre:

SALUD Y FALSOS LLANOS.

sábado, 8 de junio de 2013

CRUZ DEL ROMERO-CANUTO RISCO BLANCO-BACINETE-08.06.2013




Y como la anterior, el buen tiempo nos ha vuelto a permitir una nueva salida extra de regalito, vaya comienzo de verano fresquito que estamos disfrutando este año. Así que no eran las 9:30 horas, cuando mochilas a la espalda, esta vez un poco más al norte que la semana pasada, desviándonos en la salida anterior a la de Los Barrios, pero también de lleno en nuestra joya de parque natural Los Alcornocales, cuando el Patxi, el Antonio y el que relata, pues haciendo algo que nos gusta y tenemos mucha habilidad, saltamos nuestra primera vallita del día, nada más comenzar, o mejor dicho para poder comenzar. La temperatura ideal, la mañana nublada, y tan nublada que no habíamos hecho nada más que comenzar, cuando una fina lluvia empezó a humedecernos, presagiaba un buen día, mejor lluvia que calor, pero ésta duró poco, así que por un camino precioso, con agua por doquier, nos íbamos introduciendo en una finca, que aunque cerrada la valla, estamos seguros que el camino es comunal, pero en fin. Al poco llegamos a unas cuadras enormes y todas sus instalaciones anexas, algún que otro coche, pero ni perros, ni personas que nos preguntaran nada, así que a cruzar otra vaya cerrada, pero ésta sin candado y enlazar con otra pista forestal que venía también de la misma carretera donde teníamos aparcado el coche del Antonio. Bien, a partir de aquí, la cosa comenzó a ponerse más interesante, aunque íbamos por un camino perfecto y ancho, el bosque de alcornoques y la vegetación exuberante, comenzó a deleitarnos, el camino comenzó a ponerse en pendiente y menos mal que gracias a las nubes benditas, la sudada se iba haciendo soportable. Numerosos arroyos cruzaban el camino y de nuevo en uno de ellos, la joya botánica del parque hizo su aparición, el Ojaranzo o Rododendro, endemismo local que aún estaba en plena floración y que por supuesto fue de nuevo fotografiada miles de veces. De nuevo, otro tirón y más pendiente, ahora el bosque de alcornoques, se transformó de pronto en un deprimente bosquete de eucaliptos, que yo colgaba por donde os imagináis al ingeniero que tuvo la ocurrencia o dueño sin escrúpulos que ha sembrado dichos arbolitos en una zona tan sagrada como este parque. Bueno, poparriba, que ésta era la mayor pendiente que hoy teníamos que superar, un desnivel de unos seiscientos o setecientos metros, hasta llegar a la cumbre de la Cruz del Romero, que hoy teníamos previsto. Bueno, además de la cruz, también el Arco calizo en sus inmediaciones, un canuto famoso y unos abrigos con pinturas rupestres y tumbas antropomorfas, que queríamos investigar, como siempre no nos conformamos con una simple excursión, no, tenemos que unir varias rutas en una sola y palante que el día es muy largo aunque terminemos agotados…
Bueno, la subida fue realizada a buena marcha, la cordada de la Cruz, nos ofreció unas vistas magníficas, hacia el suroeste un mar de molinos de viento, hacia el norte el Algibe y el Picacho, hacia el sureste, a lo lejos la sierra Bermeja y a nuestros pies la sierra de la Luna, las esclarecidas Altas de la semana pasada y la bahía de Algeciras. Nos tocaba ahora viajar por la ancha cordada hasta aproximarnos al cerro de la Cruz del Romero, pero antes nos desviamos para localizar una curiosa formación de roca en forma de arco gigante natural, rodeado por doquier de formaciones interesantísimas de abrigos, cuevas, lanchares, etc, los cuales fueron pateados, investigados y fotografiados convenientemente. En el arco, un miembro de un grupo senderista muy simpático que ya estaba allí, pues confundió al Antonio con un tal Manuel, que por lo visto tiene un blog de fotos y rutas, según él muy conocido… Bueno, bueno, vamos pal pico en cuestión que teníamos que comer y se nos echaba el tiempo encima. En efecto, en la misma cima del piquito, pues impresionante balcón natural para sacar nuestras viandas y dar cuenta de nuestros bocadillos y cervezas muy fresquitas en el incomparable entorno en el que nos encontrábamos.


Acabado el almuerzo, aunque no nos queríamos ir, como nos pasa siempre, pero sabíamos que nos quedaba muchísima faena aún, esto es, comenzamos la bajada de retorno por el canuto de Risco Blanco, impresionante en cuanto a vegetación, suelo tapizado literalmente de hojas, la selva típica de este parque, que a través de una sendita que se perdía las más de las veces, pues comenzamos a bajar y bajar y bajar, y sudar y sudar y sudar, que parecía que el barranco no tenía fin. Ya íbamos tocados cuando enlazamos con la pista forestal que aún tenía que llevarnos al Bacinete o Cerro de las Cuevas, monte donde pretendíamos localizar algunos abrigos con pinturas, cosa que por supuesto conseguimos, aunque fatigados ya, la caló comenzó a pasarnos factura, pero el abrigo escondido con pinturas un poco raras (cueva de Corchadillos), fue localizado, visitado y fotografiado, después en la entrada de otra cueva (Pilones) lo mismo con otras pinturas y de aquí parriba, pasando una valla a través de unas escalerillas de madera y entrar en el monte Bacinete, donde primero localizamos otro abrigo con unas pinturas rupestres muy interesantes y luego unas tumbas antropomorfas igual de interesantes y al final, ya de vuelta, localizar también un sol grabado en una roca, ya con poca luz, pero que puso punto y final a esta larga, fatigosa, pero magnífica ruta por los alcornocales sur.
Esta vez, la rehidratación se realizó en nuestro pueblo de procedencia con unos magníficos serranitos y una cruzcampo de reserva extraordinaria.

Sin más y como siempre:

SALUD Y FALSOS LLANOS.