sábado, 12 de febrero de 2011

BICICLETA: CERRADO GARRIDO-12.02.2011



Con la bicicleta ya sabéis, se experimentan unas sensaciones difíciles de igualar y eso es lo que Patxi y yo sentimos esta mañana a eso de las 10:00 cuando partíamos de la Dehesa de Abajo donde habíamos aparcado el coche. Nos esperaban decenas de km totalmente llanos, rodeados de un paisaje infinito y las marismas de Doñana despertando de su letargo invernal. Rodada suave para permitir la charla continua entre dos compañeros y mejor amigos, aves por doquier, extensiones vastísimas de agua...
Nuestro primer destino el Centro de Visitantes José Antonio Valverde o también llamado Cerrado Garrido, fue alcanzado a las dos horas del comienzo. Visita al mismo, fotos y primera comida en ruta. De ahí nos acercamos por el camino que se interna en el parque nacional hasta la cancela que limita el acceso para llegar cómodamente en unos km al Rocío. El guarda, de prominente barriga, debido quizás a las miles de horas de sentadas en los coches del parque, tan solo para prohibir a dos sencillos ciclistas que traspasen dicha puerta, tan solo los camiones del parque, todo terrenos del parque, coches oficiales del parque, coches privados de todo el que trabaja aunque sea cortando hierba en el parque y vehículos de todos los enchufados del parque, amén de politiquillos y chupatintas varios-as del parque o no del parque, pero eso sí, dos ciclistas que disfrutan tan solo admirando el paisaje y pedaleando ¡ni solicitando el permiso pueden pasar! ¡eso si que no! que luego se cuela tor mundo. Bueno, pues aprovechando que la cancela estaba abierta y el guarda mirando hacia otro lado, pues nos hicimos la foto de rigor traspasando la misma, que pa eso somos verdaderos falsos llanos, nada más ni menos que el Patxi y yo.
Vuelta atrás y camino de Villamanrique de la Condesa, el cual dejamos a nuestra izquierda después de sufrir dos interminables rectas de más de veinte km. La llegada a los coches la hicimos por los pinares de Azanalcázar, gozando de las fragancias de los pinos y la belleza del paisaje y alcanzando la laguna de la Dehesa de Abajo por el norte. Nos pilló un atardecer en la laguna de ensueño, viendo y fotografiando flamencos, cigüeñas y toda clase de aves limícolas que viven en esta época en la Dehesa.
Una vez en casita lo de siempre, cervecitas para reponer lo gastado en los 85 km realizados en la jornada y ducha hirviente para curar los traseritos maltratados por los sillines canallas de las bicis.
Sin más citaros ya para el Sábado que viene, día en que subiremos al Puntal de la Raya en la sierra de Líbar. Ni se os ocurra faltar, so pena que queráis volver a perderos sensaciones y experiencias inimaginables para los amantes del sofá y siesta en el sagrado día del Sábado.
Salud y Falsos llanos.

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